Me gustaría pedirte que me trates con amor, pero que me pongas y me enseñes a poner límites. (le decía Juanillo a Juana ). Sé que no es tarea fácil educarme, y que no puedes ser perfecta. Tampoco quiero que lo seas. Pero necesito saber que me quieres incondicionalmente, que me valoras y me tienes en cuenta. Que me dejas elegir y que confías en que lo sé hacer. Puede que a veces haga mal las cosas, pero con un beso y un abrazo puedes enseñarme a hacerlas mejor. No hace falta que me digas que soy tonto, basta con sentarte a mi lado y contarme cómo puedo mejorar. Sé que tienes más experiencia y puedo aprender mucho de ti. Pero dímelo bien, no me chilles, ni me insultes, ni me infravalores.
I juega conmigo, por favor. Soy pequeño y para mi es divertido. Si noto que tú también lo pasas bien, no me siento solo y soy feliz.
Soy caprichoso, y cabezota. Lo sé. Y a veces te pongo de los nervios. Que lo quiero todo y YA, si es posible, para ayer. Enséñame a tolerar la frustración y a entender que no todo puede ser cómo yo quiero y cuando yo quiero. Y enséñame que comportamientos son aceptables y adaptativos, y cuáles no. Tengo deseos de pegar y morder, pero eso no está bien verdad? No me dejes hacerlo, entonces. Si hago algo que a tu juicio no está bien, explícame porque no lo está y dime cómo puedo hacerlo mejor. Y si no hago caso, mantente firme, mantente ahí. Necesito saber que eres coherente con lo que piensas, dices y sientes. Que mis chantajes o pataletas no te hagan cambiar de opinión. No me des todo lo que pido. Ponme límites mamá, los estoy necesitando.
Sé que la práctica no es tan fácil como la teoría. Y que no siempre te saldrá bien. No te preocupes. Sé de sobras que con tu paciencia y esfuerzo sabrás hacerlo genial, la mayor parte del tiempo. Confío mucho en ti, mamita. Recuerda que eres mi ejemplo, y que de mayor querré ser como tú.