El concepto ADICCIÓN lo tenemos muy presente en nuestro día a día. Todos hemos utilizado alguna vez expresiones como: “soy adicto al café”, “estoy adicto al móvil” o “esta serie es muy adictiva”. Pero ¿sabemos realmente qué significa la palabra “adicción”? ¿Cualquier hábito o uso frecuente es una adicción? ¡Vamos a detallarlo!
- ¿A QUÉ NOS REFERIMOS CUANDO HABLAMOS DE ADICCIÓN?
Una adicción es mucho más que un hábito o una conducta que hacemos de manera frecuente. Una adicción es un trastorno de salud, y está caracterizada principalmente por una pérdida de control sobre un consumo (o una conducta), y que se mantiene aun sabiendo las consecuencias negativas que tiene sobre la salud.
- ¿CUÁL ES LA DEFINICIÓN SEGÚN LA OMS?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe las adicciones como un estado de dependencia que puede ser física, patológica o ambas.
- Dependencia física: el cuerpo necesita la sustancia y aparecen síntomas de abstinencia si no la consumes.
- Dependencia psicológica: sientes una necesidad compulsiva de repetir la conducta para evitar malestar o sentirte mejor.
3.¿QUÉ TIPOS DE ADICCIONES CONOCEMOS?
Hoy en día hablamos tanto de adicciones a diferentes sustancias como de adicciones conductuales.
- Adicciones a sustancias: la dependencia es hacia sustancias físicas como el tabaco, el alcohol, el cannabis, la cocaína, los fármacos, etc.
- Adicciones conductuales: la dependencia es hacia ciertas conductas como el juego patológico, el uso de pantallas/videojuegos/redes sociales, las compras compulsivas, el sexo, el trabajo excesivo, etc.
Aunque el mecanismo de acción es diferente entre ellas, el resultado muchas veces es común: una fuerte necesidad, una pérdida de control y un deterioro de la calidad de vida.
- ¿QUÉ NO ES UNA ADICCIÓN?
El consumo frecuente de una sustancia o la repetición constante de conductas (hábitos) no necesariamente comportan una adicción. Tomarse un café por las mañanas o comerse cada día un plátano para merendar es un consumo frecuente, pero no se consideran adicciones. Ir al gimnasio cada mañana, morderse las uñas cuando se está nervioso o leer antes de ir a dormir son hábitos que se repiten diariamente, pero no se consideran adicciones.
Lo que marca la diferencia es que (en el consumo frecuente o los hábitos):
- Tenemos capacidad de control: podemos modificarlo con esfuerzo y conciencia. Podemos dejar de consumir/hacer si nos esforzamos.
- No hay dependencia: la necesidad de consumir/hacer no es tan elevada como en la adicción, y no hay síntomas de abstinencia si no se hace.
- No hay un gran impacto en la vida diaria: puede generar malestar o culpa, pero no suele ser un problema en nuestro día a día.
- Suele ser un automatismo (no hay motivación) o tiene un objetivo de alivio puntual, pero no está motivado por el descontrol.
Un mal hábito es una conducta que puedes cambiar si te lo propones, pero una adicción es una conducta que te atrapa, aunque te propongas cambiarlo.
- SEÑALES DE ALERTA ANTE UNA POSIBLE ADICCIÓN
Hay ciertas señales que nos pueden hacer sospechar de una posible adicción, y que hay que tener claras:
- Cuando lo consumimos/hacemos, el cuerpo nos pide más cantidad o más frecuencia de la sustancia o conducta.
- Tenemos el síndrome de abstinencia (malestar intenso y prolongado) en caso de que no consumamos la sustancia o no realicemos la conducta.
- Priorizamos la conducta o el consumo de la sustancia por encima de otras actividades o responsabilidades más importantes y beneficiosas.
- El hecho de consumir o hacer la conducta está interfiriendo en nuestra vida: empieza a afectarnos en la salud, afecta las relaciones con familiares/amigos, en el trabajo, etc.
- Cuando intentamos reducir o dejar el consumo o la conducta se hace muy difícil o incluso imposible y, cuando lo conseguimos dejar, tendemos a recaer.
6. CONCLUSIONES
Entender qué es, qué no es y qué comporta una adicción nos ayuda a hablar del tema con más precisión y empatía. No todo eso que hacemos a menudo es una adicción: hay hábitos, malos hábitos y conductas compulsivas que nos pueden generar malestar, pero que no implican una pérdida de control o una dependencia real.
No obstante, las adicciones son trastornos complejos que afectan la libertad de la persona y que merecen ser tratados como un problema de salud, y no sólo como una cuestión de carácter o de voluntad.
Reconocer las señales de alerta y pedir ayuda profesional es un acto de valentía y el primer paso hacia el bienestar. Porque, con el soporte y acompañamiento adecuado, es posible recuperar el control y vivir con más equilibrio y libertad.