Hace unos días, Jaime, de 8 años, perdió a su abuelo de forma repentina. Desde entonces, pregunta si se pondrá bien, porque no entiende lo que pasó. Sus padres le han dicho que “se ha ido”, pero dudan sobre cómo explicarle la verdad y apoyarlo en su dolor.
Hablar de la muerte con los niños nunca es fácil, pero ocultarla o suavizarla demasiado puede generar confusión y miedo. Necesitan palabras claras, cariño y presencia para comprender la pérdida y vivir el duelo de forma saludable.
Cómo entienden la muerte los niños
A esta edad, los niños comprenden que la muerte es definitiva, universal e inevitable, aunque pueden dudar o sentirse responsables de lo ocurrido. Es importante hablar con claridad y evitar eufemismos como “se fue de viaje” o “se quedó dormido”.
Cómo explicarlo
Se puede decir así:
“Cuando alguien muere, su cuerpo deja de funcionar: el corazón ya no late, no respira y su cerebro no piensa ni siente. Eso significa que no lo volveremos a ver.”
Y añadir un mensaje de consuelo:
“Entiendo que estés triste, yo también lo estoy. Pero no estás solo, podemos recordarla juntos siempre que quieras.”
Es importante darles su tiempo para hacer sus propias preguntas. No siempre hace falta contarles todo de golpe; a veces basta con responder lo que ellos mismos quieren saber. Así evitamos preocuparlos con cosas que quizá ni se imaginan y los acompañamos a su propio ritmo para que entiendan lo que está pasando.
Emociones del duelo
El duelo infantil es diferente al adulto: un niño puede estar triste y luego reírse o jugar. Algunas emociones comunes son: tristeza, enfado, miedo, confusión y culpa. Todas son normales y deben saber que está bien sentirlas.
Cómo acompañar al niño
• Escuchar y responder sin juzgar.
• Usar un lenguaje claro y adaptado a su edad.
• Validar sus emociones: “Entiendo que estés triste, enfadado o confundido.”
• Mantener rutinas para dar seguridad.
• Permitir expresarse con dibujos, cartas o juegos.
• No obligar a hablar, pero dejar abierta la posibilidad.
• Compartir también los propios sentimientos con tranquilidad.
Rituales y despedida
Los rituales (funerales, homenajes, reuniones) ayudan a aceptar la pérdida y recordar al ser querido. Antes de incluir al niño:
• Explicarle qué ocurrirá y qué verá.
• Preguntarle si quiere participar y de qué manera.
• Ofrecer alternativas: dibujar, escribir una carta, encender una vela o crear una “caja de recuerdos”.
No se trata de obligar, sino de dar opciones y acompañar con cariño.
Cuando buscar ayuda profesional
Conviene consultar a un especialista si:
• Se aísla demasiado y no mejora.
• Aparecen regresiones importantes (mojar la cama, comer o dormir mal).
• Expresa deseos de hacerse daño o de morir.
• Su vida diaria se ve afectada durante semanas o meses.
Un profesional puede orientar tanto al niño como a los padres para vivir el duelo de forma segura y saludable.
Noelia Otero
Núm. Col: 34211