Despacho de psicólogo en Sabadell y Barbera
Tratamientos para la ansiedad

Actualmente, me atrevo a decir que la ansiedad es la sintomatología que más trabajo en Psicoterapia. Es el malestar más demandado, junto con el estrés y/o la depresión.
Las personas que acuden a consulta, normalmente, explican su malestar haciendo referencia a sus síntomas corporales y suelen definir, lo que los profesionales llamamos crisis de angustia.
La crisis de angustia (panic attack) o crisis de ansiedad se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente de sensación de muerte inminente. Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento, palpitaciones, opresión o malestar torácico, sensación de atragantamiento o asfixia y miedo a «volverse loco» o perder el control.
Los síntomas somáticos o cognoscitivos en una crisis de ansiedad son palpitaciones, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de falta de aliento o ahogo, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácicos, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad o mareo (aturdimiento), sensación de irrealidad o de estar alejado de uno mismo, miedo a perder el control o «volverse loco», miedo a morir, hormigueo y escalofríos o sofocaciones. Estos síntomas aparecen bruscamente y alcanzan su máxima intensidad en los primeros 10 minutos.
Los motivos que causan las crisis de angustia o ansiedad pueden ser diversos y variados, y aunque los síntomas suelen ser parecidos, las causas son diferentes.
A veces es muy obvio “el Porqué” de la aparición de la crisis, y la persona reconoce el desencadenante. Son algunos factores ambientales que la propia persona reconoce. (Por ejemplo: la persona presencia el atraco a un banco y desencadena una crisis de pánico) Pero lo cierto es, que muchas otras veces, aparece una crisis de ansiedad sin motivo aparente. Es una crisi de angustia inesperada. Esta crisis de angustia, si además de ser inesperada es repetitiva, es la que da nombre al Trastorno de ansiedad.
La persona con trastorno de ansiedad presenta crisis de angustia inesperadas y repetitivas y presenta inquietud y preocupación por padecer más crisis y sus consecuencias.
En Psicoterapia me encuentro muchas de estas crisis de ansiedad inesperadas. I no precisamente personas que experimentan alguna aislada, sino que se pronuncian de manera reiterada durante un largo tiempo. A veces aparecen y desaparecen por temporadas. Algunas personas reconocen “haberlas padecido desde siempre”… épocas mejores, épocas peores… pero siempre presentes.
Es importante en Psicoterapia acompañar a la persona a observar cuidadosamente su malestar, su sintomatología ansiosa, entendiendo siempre a ésta como una respuesta emocional, propia de una parte de nosotros mismos que se está expresando. Por lo tanto el primer paso es el autoconocimiento, la escucha atenta y la observación. El segundo paso, la comprensión empática y la investigación (saber que me pasa, cuando me pasa y porque me pasa) y el tercer paso el diálogo con una parte de nosotros (nuestro malestar), el compromiso y el contrato para realizar los cambios oportunos (sean intrínsecos o extrínsecos) y así atenuar el malestar.
Lo cierto es que no hay un remedio único para la ansiedad. Cada ansiedad es diferente, única e irrepetible y cada persona va a necesitar un tratamiento específico y adecuado a su malestar. Hay quien va a necesitar tratarse mejor a si mismo, satisfacer más sus necesidades, hay quien va a necesitar poner límites, hay quien va a necesitar cambiar de trabajo, separarse, reconocer lo que siente, etc. Y eso es algo, que solo tú, en terapia, y con mi ayuda, vas a poder trabajar.
Es cierto que hay recursos estándares para aliviar la sintomatología molesta una crisis de angustia, (la relajación, la meditación, las técnicas de reconducción del pensamiento, técnicas de distracción o de atención focalizada, etc) todas ellas importantes y a trabajar en psicoterapia con el objetivo de reducir el malestar vivido. Pero si queremos ir un poco más allá, y conocernos, saber las causas específicas y propias de la manifestación de dicha sintomatología, la atención , comprensión y dedicación terapéutica que requiere es mayor. Por ello, el proceso psicoterapéutico de autoconocimiento y reducción del malestar y la atenuación o eliminación directa del síntoma molesto no siempre es lo mismo, aunque persigan el mismo objetivo.
Si paramos atención al Manual Diagnóstico y estadístico de Trastornos mentales, observamos que hay una clasificación amplia de Trastornos de ansiedad. Encontramos el trastorno de angustia con o sin agorafobia, la fobia específica, la fobia social, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por estrés postraumático , por estrés agudo, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad inducido por sustancias , o el debido a enfermedad médica.
Cada uno de estos trastornos tiene su sintomatología y comportamiento particular, y en el curso de todos ellos, puede haber presencia de crisis de angustia, la gran demanda, y que los pacientes describen perfectamente. (Tengo sudores fríos, me late muy rápido el corazón, parece que me ahogo, noto como si fuera a tener un infarto o me fuera a morir…etc.)
Un trastorno de angustia con agorafobia es aquel que se caracteriza por la presencia de crisis de angustia y aparición de ansiedad o comportamientos de evitación en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil o embarazoso, o donde sea difícil encontrar ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa, mezclarse con la gente o hacer cola, pasar por un puente, viajar en autobús, tren o automóvil. Las personas que sufren trastorno de angustia con agorafobia suelen evitar estas situaciones.
La fobia específica se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente significativa como respuesta a la exposición a situaciones u objetos específicos temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación. Los miedos más comunes suelen ser a volar, animales, agujas, sangre, alturas, tormentas, ascensores, recintos cerrados, entre otros. Las personas suelen reconocer que son miedos excesivos e irracionales.
En la fobia social en cambio, lo temido son las situaciones y relaciones sociales o las actuaciones en público de la propia persona. La exposición directa o imaginada puede provocar ansiedad o una crisis de angustia. Las situaciones sociales o actuaciones en público suelen evitarse. Si las personas se exponen, experimentan malestar intenso.
El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por obsesiones (que causan ansiedad y malestar significativos) y/o compulsiones (cuyo propósito es neutralizar dicha ansiedad).
Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que causan ansiedad y/o malestar significativo. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, pero no puede.
Las compulsiones son los actos o comportamientos que realiza la persona, para atenuar el malestar de la obsesión. (Por ejemplo, lavarse las manos repetidamente, colocar bien los objetos, contar o repetir palabras en silencio, comprobaciones constantes…) La persona reconoce las obsesiones y las compulsiones como algo que interfiere en su vida diaria y le afecta, resultándoles estas, excesivas e irracionales.
El trastorno por estrés postraumático se caracteriza por la reexperimentación de acontecimientos altamente traumáticos, síntomas debidos al aumento de la activación (arousal) y comportamiento de evitación de los estímulos relacionados con el trauma. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente. (Recuerdos, sueños…) y además se experimenta malestar psicológico y emocional intenso al exponerse a estímulos que simbolizan o recuerdan el momento traumático.
Los mayores síntomas experimentados son: dificultades para conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultades para concentrarse, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto.
El trastorno por estrés agudo se caracteriza por síntomas parecidos al trastorno por estrés postraumático que aparecen inmediatamente después de un acontecimiento altamente traumático. La persona responde con un temor, una desesperanza y un horror intenso.
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la presencia de ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar). Las personas que padecen ansiedad generalizada les resulta muy difícil controlar este estado de constante preocupación.
Algunos de los síntomas que presentan son: inquietud o impaciencia, fatiga,dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco, irritabilidad , tensión muscular , alteraciones del sueño.
El trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica se caracteriza por síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad subyacente. A partir de la historia clínica, de la exploración física o de las pruebas de laboratorio se demuestra que las alteraciones son la consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica.
El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los efectos fisiológicos directos de una droga, fármaco o tóxico. Algunas de las sustancias que lo ocasionan son el alcohol, los alucinógenos, la cafeína, el cannabis, la cocaína…
Para finalizar, decirte que si tienes o has tenido varias crisis de angustia o algún trastorno de ansiedad, y desconoces como gestionar o aliviar tu malestar, puedo ayudarte.
Ana Páez. Psicóloga General Sanitaria.
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